Hablemos de orientación Sexual
El término, conducta sexual, figura en el Glosario de Educación Sexual Integral como las prácticas sexuales que una persona decide tener, de acuerdo a la orientación de su deseo sexual. Es positiva cuando va acorde a este (es decir, la persona tiene relaciones sexo-afectivas con quien le atrae) y no implica el daño a sí mismo/a ni a otra persona; es negativa cuando esto no se cumple (represión sexual, sexo comercial, prácticas sexuales basadas en la violencia y el abuso, etc.). A diferencia del deseo, la conducta sexual puede ser modificada voluntariamente (por ej. alguien a quien le atrae una persona pero decide no tener relaciones con ella, para serle fiel a su pareja; o las personas homosexuales que reprimen su afecto para no ser discriminadas).
Dicho esto, la orientación sexual, se refiere a la capacidad de cada persona de sentir una atracción emocional, afectiva y sexual por personas de un género diferente al suyo, o de su mismo género, o de más de un género, así como a la capacidad mantener relaciones íntimas y sexuales con estas personas (Principios de Yogyakarta, 2007). Todas las personas tienen alguna orientación sexual que puede variar o no a lo largo de la vida.
Es decir, es una marcada preferencia por actividades sexuales y/o afectivas con personas del otro sexo (heterosexualidad), del mismo sexo (homosexualidad), o de los dos sexos (bisexualidad). Dado que es una orientación del afecto y el deseo, relacionada con la historia y características personales de cada uno/a, no se elige de manera voluntaria sino que se siente. Por eso no puede ser reprimida voluntariamente, aunque sí lo sea en sus manifestaciones (por ejemplo, una persona no puede reprimir el hecho de estar enamorada, pero sí puede reprimir las manifestaciones de este enamoramiento).
Ninguna orientación sexual es mejor que otra ni debe ser motivo de discriminación, violencia o exclusión. Las orientaciones sexuales pueden ser heterosexuales, lésbicas, gay y bisexuales. Todas las orientaciones sexuales existieron a lo largo de la historia.
Por ejemplo, la heterosexualidad refiere a la atracción sexual, erótica y afectiva hacia personas del sexo opuesto. Es una entre varias posibilidades del afecto y el erotismo. Durante mucho tiempo se consideró como la única posibilidad de vivir una sexualidad adecuada. Hoy en día se sabe que esto no es cierto y que esta concepción constituye una fuente de discriminación, segregación y violencia.
Sin embargo, la homosexualidad, es una persona cuya orientación sexual se dirige hacia miembros de su mismo sexo o como indican Masters y Johnson, es una práctica que consiste en practicar el acto sexual con personas del mismo sexo. Fue solamente en 1992 que la OMS (Organización Mundial de la Salud) quitó la homosexualidad de la clasificación internacional de las enfermedades (CIE -9). Esto sucedió dos décadas después de que la Asociación Americana de Psiquiatría la desclasificara en el Manual Diagnóstico y Estadístico III (DSM-III). Todavía existe una gran cantidad de profesionales, particularmente aquellos que trabajan en el sector de salud mental que erróneamente creen que ser lesbiana, gay o bisexual es una enfermedad o una perversión (Bartlett, et al, 2009).
Por lo tanto, la atracción sexual, erótica y afectiva entre varones. También se utiliza como un sinónimo la palabra gay. Algunos varones prefieren identificarse como gays y no como homosexuales. El origen y el uso de la palabra, tuvo origen en la medicina y se utilizó en forma patologizante y estigmatizante. En el marco de la respuesta a la epidemia del VIH/SIDA algunas organizaciones internacionales promovieron la utilización del término hombres que tienen sexo con hombres, conocido con la sigla HSH. Este término se usó para dar cuenta de aquellos varones que mantienen prácticas homosexuales pero se identifican y viven su vida cotidiana como varones heterosexuales. Sin embargo, en un primer momento el término incluyó en la respuesta a las poblaciones de varones gays y feminidades trans que rechazaron categóricamente el término por resultar discriminatorio e invisibilizante.
En el caso de las mujeres, el lesbianismo alude a la atracción sexual, erótica y afectiva entre ellas. Las mujeres con orientación sexual lésbica se identifican como lesbianas. Las organizaciones de lesbianas suelen preferir que no se utilicen los términos gay u homosexual para referirse a las mujeres ya que invisibilizan la situación y las necesidades de las mujeres lesbianas.
Asimismo, la bisexualidad, consiste en la atracción sexual, erótica y afectiva hacia varones y mujeres. Existen mujeres y varones que se identifican como bisexuales. Masters y Johnson (1979) la definen apoyándose en la clasificación de Kinsey que si la homosexualidad se entiende como la completa preferencia sexual por el mismo género entonces la bisexualidad sería un estado intermedio entre la completa preferencia por uno u otro sexo, sintiendo atracción por individuos de un género u otro.
A diferencia de la homosexualidad, la bisexualidad difícilmente puede hacer referencia a un acto, sino que se entiende como una condición, la cual se caracteriza por la falta de una marcada preferencia entre el contacto sexual con género u otro. No se tienen pruebas sobre si es o no un estado de transición o conclusión antes de llegar a una preferencia homosexual o heterosexual, rechazándose entonces las creencia de que una persona bisexual terminará siendo homosexual.
Sociológicamente las visiones acerca de la homosexualidad están divididas en dos campos. Están aquellos que ven la identidad sexual como un constructo social o cultural particular al tiempo y el lugar. Desde esta visión, la homosexualidad digamos, en Tailandia, la Antigua Grecia o Pakistán, tienen poco en común con la vida moderna de los hombres gay en Londres o en Nueva York.
Otros argumentan que, porque existe evidencia acerca de gente que siempre ha sido gay, en todas las culturas y a lo largo del tiempo, hay algo esencial o natural en la identidad homosexual. Estos argumentos continúan y la evidencia sigue creciendo a favor de las dos posturas. ¿La sexualidad está determinada por la naturaleza (esencialismo) o por la crianza (construccionismo social)? Los individuos que buscan comprender por qué son lesbianas, gay o bisexuales encontrarán suficiente evidencia que apoyan las teorías de la homosexualidad y la bisexualidad como esencialistas o socialmente construidas. Algunas personas lesbianas, gay y bisexuales están realmente poco interesadas en por qué son como son; y prefieren aceptar más bien como les has sido otorgado.
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