Entender los celos y la predisposición a sentirlo
¿Qué son los celos sentimentales?
La palabra celos deriva del término griego zelos, que significa emulación, celo y celos, y denota intensidad en los sentimientos.
Los celos sentimentales que hablaremos a continuación aparecen en el contexto de una relación sentimental. La expresión “celos sentimentales” significa diferentes cosas para distintas personas. Un concepto bastante acertado sería que los celos son respuesta a lo que se observa como una amenaza, y se inicia sobre una relación considerada valiosa.
Los celos son respuestas complicadas y diferentes, cuenta con elementos internos y externos. El elemento interno incluye ciertas emociones, pensamientos y síntomas físicos que a menudo no son perceptibles para el mundo exterior. Las emociones relacionadas con los celos son el dolor, envidia, rabia, ira, tristeza, pena, miedo y humillación. Los pensamientos relacionados con los celos pueden incluir pensamientos de justicia (“¿cómo pudiste haberme mentido así?”), etiquetas (“¿cómo pude haber sido tan ciego, tan estúpido, tan confiado?”), comparación (“no soy tan atractiva, seductora, inteligente, exitosa.”), locus de control externo (“todo el mundo sabe y se ríe de mí.”), o autocompasión (“estoy completamente solo en el mundo, nadie me ama.”) también existen síntomas físicos relacionados con los celos como temblor en las manos, sudoración, dolor de cabeza, hiperventilación, dolor de estómago, sensación de desvanecimiento, taquicardia, así como insomnio.
El elemento externo de los celos es más observable para los demás, expresándose por medio de distintos tipos de comportamientos como llorar, hablar del problema, gritar, vengarse, ignorar el problema, tomarlo con humor o dejar a la otra persona.
Usualmente se tiene más control sobre el elemento externo de los celos que sobre el interno, sin embargo no nos damos cuenta mucho de esto, pero podemos decidir hablar sobre nuestros sentimientos, reírnos de todo el asunto, abrirnos con alguien, sufrir en silencio o en voz alta, reaccionar con ira, terminar la relación, darle celos a la pareja o romper platos.
Existe una cierta predisposición a los celos, y depende de varios factores:
La cultura en la que vivimos: algunas culturas apoyan los celos y otra no lo apoyan.
De nuestra vida familiar: es posible que un hombre cuya mamá le fue infiel a su padre o que sus padres mostraban escenas de celos violentas, tenga predisposición a sufrir de celos que un hombre cuyos papás eran más seguros y amorosos.
De nuestras relaciones entre los miembros de la familia: es más factible que una muchacha que creció bajo la sombra de una hermana más bonita o más inteligente tenga mayor predisposición a los celos que una muchacha que fue niña consentida de la familia.
De nuestras costumbres en las relaciones íntimas: es posible que una persona que fue engañada por su compañero y confiaba en él, desarrolle una mayor predisposición a los celos.
También podría pasar que cierta predisposición a los celos no se exprese nunca si no hay una situación que la desencadene. O para una persona que tenga la predisposición alta a los celos, cualquier situación inofensiva como la mirada a un(a) desconocido(a) atractivo(a) por parte de la pareja termine en una explosión de celos. Sin embargo para la mayoría de la gente, lo que desencadena los celos es una situación más seria, como un acto de infidelidad.
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