Conceptos generales sobre el estrés
¿Qué es el estrés?
El término estrés se refiere a las muchas exigencias de adaptación de un organismo, así como a las diferentes respuestas psicológicas y biológicas que este organismo tiene a dichas exigencias. Sabiendo que “exigencias de adaptación” son los factores estresantes, cualquier situación positiva y negativa que requiera algún tipo de adaptación puede resultar estresante. Ahora, es importante diferenciar dos tipos de estrés, según el psicólogo Hans Selye (1956) existen el “eustress” (estrés positivo) y “distress” (estrés negativo). Un ejemplo para diferenciarlos mejor: cuando alguien está por contraer matrimonio se hablaría del primer tipo, mientras que el que se experimenta durante un funeral sería del segundo tipo. Otro punto importante a saber es sobre los recursos y capacidades de afrontamiento que tiene una persona, siendo el distress el más dañino y difícil de manejar.
¿Cuáles son las categorías de factores estresantes?
Se puede catalogar en:
Frustraciones: existen muchos obstáculos internos y externos que terminan en frustración como los prejuicios, insatisfacción en el trabajo, la discriminación o la muerte de un ser querido que dependen de nuestro entorno, así como frustraciones que dependen de limitaciones personales (la soledad, la culpa o el poco autocontrol).
Conflictos: la ocurrencia simultánea de dos o más necesidades o motivos incompatibles desencadena en estrés. Atender a uno de ellos impide la satisfacción de los demás. Por ejemplo, si se le ofrece un ascenso a una mujer, pero eso obliga a su familia a trasladarse a un lugar desconocido, probablemente tenga dificultades para tomar esa decisión.
Presiones: el estrés procede de las presiones para alcanzar objetivos específicos o para comportarse de una manera determinada. Estas presiones nos obligan a ir más rápido, a duplicar nuestros esfuerzos o cambiar nuestra conducta, lo cual puede mermar nuestra capacidad de afrontamiento o generar conductas desadaptadas.
¿CUALES SON LOS FACTORES QUE PREDISPONEN A UNA PERSONA A SUFRIR ESTRÉS?
Cada persona enfrentará de manera diferente y única las situaciones estresantes, veamos de qué depende:
La naturaleza de las situaciones estresantes: existen situaciones cotidianas que provocan menor estrés (perder las llaves del auto) o provocan mayor estrés (la muerte de un familiar). Así también, cuanto mayor sea la duración del evento estresante, más graves serán sus efectos. Está relacionada también la posibilidad que aparezcan diferentes factores de estrés simultáneamente, o que tan estrechamente implicada haya estado la persona a la situación traumática.
La experiencia de la crisis: entendemos por “crisis” a las ocasiones en que una situación estresante supera la capacidad adaptativa de una persona o grupo. Una crisis del estrés es una situación traumática en la que la capacidad de la persona para enfrentar se a ella la sobrepasa, mientras que el estrés no tiene por qué ser necesariamente abrumador.
Cambios vitales: existen cambios vitales, ya sean positivos o negativos, que conducen a nuevas exigencias y por lo tanto pueden resultar estresantes. Este estrés puede ser mayor cuando más rápido se originen los cambios.
La percepción de la persona del acontecimiento estresante: sabemos que las personas percibimos un mismo hecho de forma distinta, para algunas lo que podría ser una circunstancia estresante, para otra puede ser una emoción apasionante. Por ejemplo: una madre apesadumbrada por la idea de no ser capaz de manejar a sus tres revoltosos niños, probablemente experimentará consecuencias más negativas que otra madre en circunstancias similares, pero que enfrenta positivamente al problema.
La tolerancia al estrés: se refiere a la capacidad de una persona para resistir el estrés sin experimentar daños importantes. Las personas que tienen poca capacidad de manejo de las situaciones estresantes suelen ser vulnerables ante las frustraciones o presión.
Carencia de recursos externos y de apoyo social: las relaciones familiares y sociales positivas pueden atenuar los efectos del estrés, así como reducir la enfermedad derivada del mismo. Por ejemplo: un divorcio o la muerte de un familiar provoca más estrés si la persona se siente sola que si está rodeada por personas que la quieren y que intentan ayudarla.
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