¿Cómo desarrollar la autoestima del niño?
Desde muy niño, el hombre ha venido siendo participe continuo del sí mismo, en base de su autoanálisis y autoconcepto, definiciones que se refieren básicamente a la reflexión y la valoración del yo.
Para lo cual es necesario conceptualizar el autoconcepto y la autoestima. El autoconcepto, se define como la reflexión del “yo” sobre sí mismo, y la autoestima como el momento valorativo de esa reflexión, una combinación de sentirse amado y capaz.
Un niño que es feliz con sus logros verá solo satisfacciones, pero si no es amado, su propia valoración tendrá a ser baja, por lo tanto su autoestima disminuirá. De igual manera, un niño que se siente amado pero que duda sobre sus propias capacidades, también puede llegar a experimentar un sentimiento de autoestima baja. De tal manera que es necesario estar atentos para ver si el nivel de su autoestima es saludable o no saludable, haciendo la combinación de si se sienten amados y capaces. Por lo tanto, el nivel óptimo de autoestima es el resultado de lograr una simbiosis de ambos aspectos.
Es necesaria la observación en los niños y entender que la autoestima oscila en todas las etapas del desarrollo, no es lineal, sino que se va transformando continuamente influenciada por las experiencias de todos los juicios a que nos sometemos, ningún juicio es tan importante como el nuestro, es así que la autoestima positiva es el requisito fundamental para una vida plena.
Desde niños a edades tempranas, parece obvia la relación entre la autoestima y la formación de los vínculos de apego en el entorno familiar, los padres deben tratar de estar atentos a las señales de una autoestima saludable y no saludable ya que la autoestima va transformándose con frecuencia, ante las experiencias y nuevas percepciones fluctuando en las diferentes etapas del crecimiento. En general, un niño que tiene su autoestima saludable disfruta al interactuar con sus pares, se le ve actuar cómodo en ambientes sociales y disfruta de las actividades en grupo como las que realiza de manera independiente. Siempre trata de buscar nuevas actividades y cuando debe enfrentarse a desafíos, puede trabajar en la búsqueda de soluciones. Además puede expresar su descontento sin menospreciarse a sí mismo ni a los demás. Por ejemplo, en vez de decir, ‘Soy un tonto’, dice ‘No lo entiendo’. Conoce sus fortalezas y debilidades y las acepta prevaleciendo el sentimiento de optimismo.
La familia es el primer contexto de desarrollo del autoconcepto. En ella van a estar presentes tanto las prácticas de disciplina como el tipo de intensidad del vínculo afectivo y el contacto físico y por consecuencia el apego familiar. No en vano, una de las funciones psicológicas más importantes que se ha considerado que desarrolla la familia es la formación del autoconcepto.
Este proceso se produce a través del clima y la forma de comunicación entre los padres y sus hijos, es importante considerar que una custodia conjunta puede ser ventajosa para los niños en algunos casos, posiblemente por facilitar la relación positiva continuada con ambos padres en el objetivo básico de favorecer y promover la construcción de una imagen positiva de sí mismo.
Según investigaciones existen diferencias en función de los grupos de edad, por ejemplo, la autoestima más baja corresponde al grupo de edad de entre doce y dieciséis años, después los de dieciséis a dieciocho, y la más alta se encuentra entre los estudiantes de primaria, o sea, los menores de doce años. Asimismo, Rodríguez y Arroyo (1999) en un estudio realizado con cuarenta y ocho niños, también encuentran que la autoestima también decrece con la edad entre los seis y los once años, de modo que habría una pérdida progresiva a lo largo de la infancia y adolescencia ya que es probable que adquiera un especial interés debido a la transición que el niño sufre desde la infancia en la adquisición de un rol de adulto. Durante ese período se producen una serie de cambios, de asunción de responsabilidades y competencias que el joven tiene que afrontar y que pueden generar estados de inestabilidad.
Ahora, ¿Qué pueden hacer los padres para desarrollar la autoestima de sus hijos?
- Sea consciente de lo que dice y como lo dice. Los niños son muy sensibles a las palabras, gestos, posturas y tono de voz de sus padres. Recuerde alabar y felicitar a su hijo no solo por una tarea bien realizada sino también por su esfuerzo. Por ejemplo, si su hijo no ganó el concurso de matemáticas, trate de no decirle “Bueno, no importa, si trabajas duro la próxima vez no fallarás”. En cambio, es mejor decir algo como, Bueno, aunque no ganaste este concurso, estoy muy orgulloso de tu esfuerzo”. Recompensar el esfuerzo y la realización de una tarea enfocará al niño en el aprendizaje y no en el resultado que en este caso sería solo el premio.
- Enfóquese en ser un ejemplo positivo. Si usted es pesimista, poco realista, exigente con sus capacidades y limitaciones, es probable que su hijo lo imite. Si algo malo sucede, no exprese ideas o sentimientos negativos contra otras personas, tales como “las personas son malas, deberían castigarlas” o “No se puede confiar en nadie”. Es posible que su hijo no se dé cuenta de que sus palabras no reflejan lo que usted realmente piensa.
- Esté atento para dirigir los sentimientos equivocados de sus hijos. Una niña juega bien al voleybol, pero algunas veces falla, puede decir: “No soy buena jugando al voleybol, siempre me equivoco”. Además de caer en una generalización falsa, enfatiza en una creencia que solo la llevará al fracaso. Es el momento indicado para alentar y hacerle ver la situación de una manera más realista. Es más útil decirle, “Eres una buena jugadora de voleybol, lo has demostrado cada vez que haces un buen saque o un mate rápido y fuerte, simplemente necesitas practicar un poco más en la recepción, si gustas practicamos juntos”.
- Sea creativo, espontaneo y afectuoso con su hijo. Su demostración de amor podrá aumentar maravillosamente la autoestima de su hijo. Dígale lo bien que se siente usted tal cual como es él, su originalidad y manera de alabar con frecuencia y honestamente sin sobreactuar, hará que lo expresado sea tomado con una buena intención forjando así el desarrollo de la autoestima.
- Ayúdelo a participar en experiencias constructivas. Experiencias que engrandecen la cooperación en vez de la competencia ayudan a aumentar y mejorar la autoestima. Por ejemplo, aquellos programas en los que los niños más grandes ayudan a los pequeños en practicar un deporte puede ser un gran motivo para desarrollar la empatía la comunicación con los demás, y consigo mismo.
- Que sus respuestas sean positivas y atinadas. Observaciones tales como “Siempre hablas mucho”, pueden hacer que un niño empiece a creer que es verdad. Es mejor decir algo como, “Noto que hablas bastante en la mesa a la hora del almuerzo, pero que después guardaste silencio para terminar de comer lo que había en tu plato”.
- Tome como posibilidad buscar ayuda profesional. Si nota que la autoestima de su hijo es baja, quizás sea conveniente visitar y escuchar la opinión de un profesional. Pídale al pediatra de su hijo alguna recomendación de un especialista en asuntos sobre el comportamiento de los niños.
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